jueves, 19 de marzo de 2015

EL ROBO SACRÍLEGO DE ALHAMA

Nos detenemos en esta ocasión en la bella e incomparable cuidad de Alhama de Granada. En la primavera del 1725, tuvo lugar un suceso de gran repercusión en la época, y fue el robo, captura y ajusticiamiento de los que fueron conocidos como los ladrones de Alhama, que pagaron muy caro su delito.
Vivían en la cuidad de los tajos dos individuos, huidos de galeras, que se dedicaban a todo tipo de fechorías y robos, un tal Juan Ibáñez, "el perdido" natural de Zújar y Alejandro Reguero, natural de Murtas.
 El día 1 de mayo  ya entrada la noche disidieron realizar un robo en el convento de los carmelitas, actual iglesia del Carmen. Subieron al tejado y por una ventana sin reja entraron a la Iglesia, así lo describieron las crónicas de la época : "tomó dos atrileras rojas, dos lámparas de plata, una de la Virgen del Carmen y  otra de Jesús Nazareno; quitó del candelero del cirio pascual que creyó de gran valor y lo pasó con ayuda de la cuerda a su compañero que lo esperaba en el exterior. No obstante, no quedó saciada su codicia pues se atrevió a desnudar una imagen de la Soledad para quitarle un guardapié de tela".
Muy de madrugada, los ladrones huyeron de Alhama rumbo a Granada y ya amaneciendo, en el barranco de Agrón se detuvieron para esconder bien lo robado tapando todo con hierbas y el Sagrado Copón lo lavaron en el rio Cacín que junto a la patena lo hicieron pedazos con una piedra para que le ocupara menos sitio.



Llegaron a Granada por la vega y entrando por el puente del Genil entraron en una casa cercana a la Iglesia de San Idelfonso. Ningún sitio les parecía el adecuado para esconder las Sagradas Formas que tenían en su poder y durante tres días las escondieron en sus bolsillos, hasta que  finalmente las ocultaron en una casa que alquilaron junto a la ermita del Cristo de la Yedra.
Pasados los días, el robo ya fue conocido en la capital y nuestros dos ladrones pasaron a ser sospechosos. Persiguieron a "el perdido" un alguacil y un oficial hasta su casa y después de registrarla y no encontrar nada, de casualidad debajo de una piedra que sobresalía descubrieron ante una mayúscula sorpresa las Sagradas Formas, unas enteras y otras rotas. El alguacil dedujo que eran las hostias que formaban parte del robo de Alhama.


El reo confesó, sin duda por la buenas "artes" de la policía y los números de la inquisición, sacando a todos de la duda. En poco tiempo de interrogatorio confesó el sacrílego robo, reconvenido con los demás efectos que se habían encontrado y con la confesión de la mujer de Alejandro Reguero, el otro malhechor que sabiendo de la detención de su compañero, huyó de Granada.
Los dos ladrones fueron ajusticiados, de manera brutal para nuestra mente contemporánea. El mismo día 25 en el que las Sagradas Formas volvieron a Alhama , José Ibáñez "el perdido" fue ahorcado, arrastrado y descuartizado su cuerpo, siendo finalmente colocada su cabeza y su mano derecha frente al convento donde se efectuó el robo. Su compañero, Alejandro Reguero, fue apresado en Lorca, por el corregidor de aquella localidad, quien dispuso su traslado. Confesó su delito dándosele en Granada la misma suerte y pena que a su compañero el día 5 de junio.


Las Sagradas Formas robadas, unas vez recuperadas fueron repartidas por varias iglesias y conventos de Granada. Dos de dichas Formas, junto al reo,  fueron llevadas a Alhama en lo que sin duda tuvo que ser un gran acontecimiento.  Según las crónicas de la época, con toda solemnidad  salieron de Granada seis mil personas acompañando al Sagrado Cuerpo del Señor, cada una con su luz. Bastante alejados de la cuidad quedaron cerca de mil personas, de las que bastantes más del centenar, entre los que se encontraban ilustres cuidadanos, llegaron a pié a Alhama.


Pasados los años se declararon por la Iglesia las Formas como incorruptas. Y curiosamente en los años cincuenta del pasado siglo, todas las Sagradas Formas que se quedaron en Granada volvieron a su origen, a Alhama, entrando a la cuidad en coche descapotable, siendo recibido por el pueblo entero entre cánticos y exclamaciones religiosas.





miércoles, 25 de febrero de 2015

" MAS FEO QUE PICIO "

Nos detenemos hoy en un dicho muy popular y antiguo que desde siempre y muy a menudo se dice, no solo en Granada, si no también por toda España. Un dicho, que puede que el culto y distinguido público seguidor de este humilde blog sepa su origen, pero que aquí vamos a intentar contar brevemente a los que lo desconozcan.

Cuando queremos manifestar el máximo de fealdad hacia una persona se suele decir "eres mas feo que Picio". Pero algunas veces nos preguntamos, ¿existió realmente esa persona? ¿era realmente tan feo? Pues realmente y según algunos investigadores realmente si existió esa persona, se trataba de un zapatero de Alhendín (Granada).
Nos situamos al principio del siglo XIX en la época de la invasión francesa. Nuestro Picio, que algunos aseguran que realmente se llamaba Francisco y Picio era un apodo, era un humilde zapatero que por motivos que se desconocen fue condenado a muerte. Esperando su suerte en prisión, estando en la capilla rezando le llegó la buena nueva de su indulto y fue tal la impresión que se llevó que perdió el pelo de todo su cuerpo incluido pestañas y cejas, se le deformó la cara totalmente debido a unos tumores que le salieron en la cabeza y en el rostro. Era tal su grado de fealdad que todo el mundo le huía y no pudiendo vivir con el desprecio y asombro que causaba su aspecto el pobre acabó retirándose a Lanjarón, de donde al tiempo fue expulsado por no asistir a misa, ya que para eso tendría que quitar el pañuelo con el que se cubría. Fue entonces cuando se retiró a Granada capital. Ya más entrado en años, su fealdad aumentó, y se asegura que cuando le llegó la hora de la muerte, ya con casi 60 años, el cura, asustado, le tuvo que dar la extremaunción con una caña.
Desde entonces Picio pasó a la leyenda española como símbolo máximo de la fealdad física. Innumerables escritores, como Benito Pérez Galdós, Unamuno, los hermanos Quintero ,Pío Baroja....han incluido en sus obras la famosa frase o expresión "eres más feo que Picio". Sin ir mas lejos, el granadino Pedro Antonio de Alarcón fue el primero que lo citó en su obra "El Sombrero de Tres Picos" donde dice: "El tío Lucas era más feo que Picio". Su obra la publicó en 1874, por lo que se supone que ya desde hace tiempo se hablaba de Picio en Granada.
En la ilustración de abajo tenemos un ejemplo de la época donde se demuestra que la frase o el dicho viene de antiguo y su utilización era muy común. Se trata de un fragmento del poema de Bretón de los Herreros publicado en el diario "El Heraldo" el 22 de abril de 1845.

sábado, 14 de febrero de 2015

"EL DEMONIO QUE BAJO DEL CIELO"

Indagando,buscando e investigando por el fascinante mundo de la historia, y más exactamente por la historia de nuestra querida Granada, me he llevado una bonita y agradable sorpresa al encontrarme una muy curiosa leyenda. Una leyenda urbana de las muchas que tiene Granada, pero que sin duda alguna tiene muchos datos históricos que nos llevan a que sin duda fue un hecho totalmente real.



Antes debo aportar algunos pequeños pero necesarios datos. Durante casi todo el siglo XIX, sobre todo las últimas décadas de dicho siglo y las primeras del siglo XX entre todo el pueblo estaba muy de moda,cosa muy normal y lógica, todo lo relativo al mundo de la aeronática y  sobre todo al de los globos aeroestáticos. Por toda Europa abundaban los aeronautas, generalmente jóvenes empresarios, unos bohemios y  aventureros que hicieron de su pasión una arriesgada profesión. Llevaron un estilo de vida itinerante, para algunos romántico y fantástico, que sirvieron a la prensa y a la literatura como argumentos para narrar sus intrépidas aventuras, así como sus desafortunados accidentes. No en balde, estos aeronautas suscitaron en el imaginario colectivo de la población, el deseo de algún día poder elevarse entre los cielos. Las obras de Julio Verne fueron el ejemplo más elocuente de este escenario, cuando el "sport" ( el deporte actual ) se hacía aventura. El deseo de poder volar, que ya venía de muy antiguo, concluyó una primera etapa de su historia con el despliegue científico, gimnástico, empresarial, aventurero y militar de los aerostatos decimonónicos. La etapa posterior dio inició al desarrollo de los primeros dirigibles y aeroplanos. En este nuevo escenario, los globos de aire caliente tomaron una nueva trayectoria iniciándose un proceso de institucionalización deportiva, momento en el cual la aventura se convirtió también en deporte.



Nos encontramos exactamente en el año 1899, más concretamente el  7 de junio, en nuestras fiestas mayores, el Corpus. Nuestra cuidad mostró siempre un gran entusiasmo por los espectáculos aéreos, y así fue como ocurrió una de las anécdotas mas singulares que registra la aeronáutica granadina.
En aquellas fiestas del Corpus, el Ayuntamiento contrató en Murcia  ( nada menos que por la nada despreciable cantidad de 500 pesetas ) al famoso capitán Vilaregut, que se comprometió a elevarse en globo desde el Embovedado.
El tal capitán era Jaime Sunyé, de Barcelona y que fueron muy conocidas sus funciones de aeronático. Este capitán, acostumbrado a la gimnasia acróbata del trapecio, efectuó giras habituales de la época por toda Europa. La revista deportiva  barcelonesa de la época "Los Deportes" presentaba el entusiasta aeronauta Jaime Sunyé o “capitán Vilaregut”, como uno de los más entendidos en la aerostación deportiva. Al parecer, este gimnasta aeronáutico fue el primero en construirse su propio globo, siendo probado con éxito en las Islas Canarias, en 1897. El capitán Vilaregut ( nombre por el que se le conocía ) era igualmente uno de aquellos gimnastas, que todavía se tendía del trapecio para realizar arriesgados ejercicios.




Pues bien, ante la atónita mirada de un gran gentio, el ya mencionado día del  7 de junio de 1899 se dispuso el famoso capitán Vilaregut a preparar durante horas su espléndido globo y  finalmente, vestido de marinero, se colgó de un trapecio que colgaba del globo y soltó amarras. El ingenio se elevó majestuosamente en el cielo de la cuidad por el que estuvo circulando para disfrute de los granadinos, haciendo piruetas y cabriolas, durante más de una hora.
Lo anecdótico, y ciertamente gracioso, tuvo lugar durante el incontrolado descenso. Un golpe de viento en dirección no prevista y la improvisación del acróbata aéreo hizo que el descenso se produjese en el corazón del  mismo Albaicín, en mitad de la popular calle San Juan de los Reyes, sobre la azotea del convento de la Presentación. 



Las mojas de la comunidad fueron presa del pánico, en especial la reverenda que dio la voz de alarma cuando a gritos de: "Un demonio..Madre...un demonio..!!!", cuando pudo comprobar que un extraño individuo vestido de marinero, llegaba, como caido del cielo. Según narran las crónicas del suceso, "el sobresalto de la comunidad fué extremo cuando las religiosas pudieron ver descendiendo por la cuerda de arrastre del globo hasta la terraza del convento, aun personaje extrañamente vestido, que tomaron por el mismísimo demonio".
Al dia siguente, el diario "El Defensor de Granada" , a modo de "caroca", dedicó al curioso acontecimiento una estrofa que tituló "Por los aires", y que decía así : 

SE ELEVÓ POR LOS AIRES
UN MARINERO DE CARNE Y HUESO
Y EN UN CONVENTO DE MONJAS
TOMÓ TIERRA DESDE EL CIELO. 
LA COMUNIDAD CREYÓ
SER EL DIABLO EL VIAJERO,
Y EN UN AÑO NO SE CURAN
DEL SUSTO QUE RECIBIERON.

El capitán Vilaregut fué recordado en Granada durante mucho tiempo, y con razón, como "el demonio de los aires".